(De)pendientes de los viernes sociales.
Pocos asuntos de Estado alcanzan tanto consenso y son de tanta urgencia social como la atención a las personas en situación de dependencia. De la misma manera que pocas veces hemos asistido a tanta palabrería, promesas incumplidas y falsas expectativas.
En España hay casi un millón y medio de personas en situación de dependencia, de las que un cuarto de millón está en lista de espera (cien mil son grandes o severos dependientes) y hay una ley que establece un derecho de ciudadanía que obliga a los poderes públicos a cumplirla.
Se estima que durante el último año fallecieron en nuestro país más de treinta mil dependientes sin recibir la prestación o el servicio que les correspondía por derecho; es decir, cada día mueren en España ochenta personas en el “limbo de la dependencia”. Si hubiese un índice de sufrimiento, ocuparían los primeros puestos.
A esto hay que añadir el impacto negativo de género que tiene la feminización de los cuidados en la medida en que estos no son resultado de una libre elección. Aunque aplaudamos la recuperación de las cotizaciones a la Seguridad Social para las cuidadoras familiares, la ausencia de alternativas y servicios es una estafa al feminismo que ustedes proclaman.
El recorte acumulado desde 2012 de la Administración General del Estado en dependencia es de 5.406 millones de euros. Del total de gasto directo anual (8.250 millones), el copago supone ya un 20,6%, el gasto de las comunidades autónomas un 63,2% y la aportación estatal ya se reduce a un ridículo 16,1%. Posiblemente esta sea la única política pública de calado que no ha revertido los recortes estatales.
A pesar de todo, el Sistema de Atención a la Dependencia muestra una sorprendente capacidad para la generación de empleo y de obtención de retornos. Hoy existen 250.000 empleos directos dedicados a la atención a la dependencia y cada año se generan entre veinticinco y treinta mil más. La tasa de retorno directo por la actividad es del 40% y es aún muy mejorable si se apuesta por los servicios. Si no tienen alma… cojan la calculadora.
A lo largo de nuestra vida convivimos con personas dependientes y muchas acabaremos estando en situación de dependencia. Exigimos que se preste atención a esta política con amplitud de miras, sentido de Estado y respeto a la Ley. Cumplir la Ley e impulsar la protección social en esta materia debe ser objeto de un gran pacto y no de oportunas ofertas electorales.
El incumplimiento estatal ha convertido sólidos derechos subjetivos en derechos efímeros y de papel. Señor Presidente cumpla y haga cumplir la Ley. Entendemos el marco en el que se ha movido la legislatura, pero en esta materia el “olvido” ha sido cruel e imperdonable.
No apelamos pues a sus viernes “sociales”. Se necesita un solo día, elija uno cualquiera, de la justicia con las personas dependientes y con sus familias.
José Manuel Ramírez Navarro. Presidente del Observatorio Estatal para la Dependencia.